El deseo va mucho más allá del inminente impulso sexual que demanda el intercambio erótico; también se trata de las ideas, fantasías, recuerdos y hasta sueños con contenido sensual o sexualmente explícito que podemos experimentar diariamente. Sin embargo, el deseo y el resto de las fases de la respuesta sexual resultan bastante susceptibles al entorno, siendo de los primeros afectados cuando se afronta cualquier forma de crisis personal, laboral, económica y hasta política.
La razón es simple: desde el punto de vista clínico, cuando la mente y las emociones tienen de protagonista alguna situación que se percibe como negativa o perjudicial, el cuerpo comienza a desencadenar una serie de reacciones involuntarias que son contrarias a la relajación, disfrute, placer y bienestar.
Quizás en los momentos de crisis aguda lo mejor sería postergar la actividad erótica si esta representa otra forma de amenaza, en vez de una manera gratificante, saludable y hasta pertinente para drenar las emociones; pero en aquellos casos en los que el problema afecta solo un miembro de la pareja, y el otro mantiene intacto su nivel de deseo sexual, pudieran abordar la situación fomentando el vínculo afectivo, romántico y aprovechando otros escenarios como la auto estimulación para evitar agregar otro dilema.
También, resulta necesario verificar que el bajón del deseo sexual no se deba a otra condición física o emocional de mayor gravedad por la que se presenta este síntoma como una consecuencia y no como la causa de los problemas. Así que lo mejor siempre sería abordar la situación bajo la orientación de un especialista cuando se considere apremiante, o exceda los seis meses de duración.
Igualmente, debemos evitar repetir los errores más frecuentes al abordar este tipo de dificultades, que serían el auto diagnóstico, y las consecuentes (y eternas) discusiones centradas en la búsqueda de explicaciones y posibles causas del bajón del deseo sexual, asociado generalmente a supuesta falta de amor, infidelidad, atracción sexual, y un largo etcétera.
Finalmente, vale la pena recordar que a lo largo de la historia muchísimas parejas se han visto fortalecidas, luego de que deciden encarar la crisis y se comprometen en solucionarla; pero también para muchos este momento difícil puede representar la ruptura, quizás prematura, del vínculo debido a un mal manejo de la situación.
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