Vida

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jueves, 2 de junio de 2016

Hoy quiero que me Abraces


Cuando pensamos en la intimidad, disfrute erótico, amor y pasión en pareja, generalmente todos caemos en el error de recrear –única y exclusivamente– escenas cargadas de caricias sexualmente explícitas. Por supuesto, resulta una idea bien famosa; pero, para aquellas personas que se mantienen juntas por largo tiempo (después del quinto año aproximadamente, donde científicos aseguran que comienza a disminuir la pasión…), o aquellos bien tímidos que desean mostrarse un poco más proactivos en la cama, les faltan recursos, ideas y expresiones más cómodas para comunicarle a su pareja día a día su intención y deseos de retozar.

Entonces, los abrazos pueden convertirse en su mantra, o código secreto en pareja para invitar al otro a disfrutar un rato a solas; en principio, no existe una forma de contacto más sutil y hasta socialmente aceptada para sentir el calor, la forma, y hasta el olor del cuerpo de tu pareja.

En segundo lugar, cambiando la presión del abrazo y jugando con tus manos, puedes comenzar a masajear varios puntos de su mapa erógeno, susceptibles al placer inclusive con la ropa puesta.

También, puedes intercambiar en un breve susurro la frase o palabras que ustedes usen para comunicarle al otro la intención de extender el buen rato.

No solo los abrazos nos permiten la oportunidad de trasmitirle a la pareja nuestra disposición sexual; una vez se sientan cómodos mientras están bien abrazados, aprovecha para intercambiar besos, cosquillas, pellizcos, nalgadas, cariños y hasta apapachos, que les permita entrar en conexión con lo erótico.

Además, los abrazos resultan la mejor medicina preventiva en los días cuando algún miembro de la pareja sienta que su deseo sexual ha disminuido; porque, incorporando estas señales en el intercambio cotidiano puedes trasmitirle la seguridad del amor, compromiso, afecto y hasta atracción sexual que sientes hacia él, aunque el ‘mood’ del día no sea sexualmente explícito.

Mucho cuidado con caer en el error de suponer que cualquiera de estos gestos se puede malinterpretar y los confina a la actividad sexual obligada; con una simple y gentil aclaratoria puedes esclarecer las expectativas de tu pareja; y te aseguro que logrando este nivel de confianza y seguridad con el otro, puedes entregarte al abrazo de una forma tan potente, y gracias a la reacción que desencadena en el cuerpo y mente, muy seguramente serás tú quien deje la puerta abierta para un próximo encuentro sexualmente explícito.

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